¿MÉXICO es un país centralista o federalista?
Conforme a nuestra Constitución es un gobierno federalista, sin embargo, ha prevalecido el centralismo, nuestra Constitución es, desde 1824 (nuestra primera Constitución en la era independiente) una copia de la constitución norteamericana (que es federalista) tal y como hemos copiado, también, las ideas independentistas que se generaron en los Estados Unidos poco antes de MÉXICO y Latinoamérica en general.
A pesar de que el discurso anticentralista ha prevalecido en México, por prácticamente 200 años, ha sido apenas en las últimas 3 décadas cuando se han expuesto algunas ideas de descentralización, que en gran medida, quedan en líneas discursivas, y reformas legislativas que no sugieren solidez y menos conexión alguna con el desarrollo del país.
Hoy, el debate de cómo descentralizar al país es, quizá, unos de los puntos más importantes de la agenda política, dado que los gobiernos en México, en la época reciente, se han propuesto impulsar una descentralización administrativa que no termina de entenderse y menos implementarse.
En nuestra opinión, la manera de cómo se resuelva, definirá en buena medida el éxito del desarrollo nacional.
En repetidas ocasiones hemos sido testigos de un país fragmentado, con un menú muy importante de necesidades básicas para el desarrollo humano integral, en donde se visualizan, por una parte, muy pocos polos de desarrollo, y, por otra, regiones donde la modernidad ni siquiera se aparece.
En nuestra geografía económica, en gran parte del país, se vive un círculo de pobreza perpetuado por el abandono y la falta de recursos.
La gran pregunta es ¿este retraso en el desarrollo es debido a la centralización del gobierno federal?
El federalismo a la mexicana es un manojo de contradicciones. Los gobiernos locales quieren autonomía en sus facultades, pero no hacerse cargo de las finanzas de sus estados, es decir, seguir manteniendo esa dependencia en sus recursos financieros del gobierno federal, el gobierno central sigue siendo el único que manda porque es el único que realmente cobra impuestos, por lo menos los más importantes, ya que los gobiernos locales, en el caso de los estados, la mayor generación de ingresos propios derivan del impuesto sobre nóminas o en algunos casos, el impuesto sobre tenencia vehicular, que dicho sea de paso, en muchas entidades federativas se ha eliminado, obedeciendo a temas mas populares que técnico-financieros, en el caso de los gobiernos municipales, el rey de los impuestos es el tan precario impuesto predial, en donde existen muchos rezagos no solo para su cobro, sino para su estructuración con valores tecnológicos e innovación que les permita una debida y justa distribución de acuerdo a la base (valor catastral del inmueble).
Por otra parte, los gobiernos estatales y municipales se concentraron en gastar, no en cobrar, y eso tiene un costo.
En este federalismo teórico y centralismo práctico, tan “a la mexicana”, nos ha llevado a un desarrollo precario que tiene que ver con las capacidades de cada región del país que no son homogéneas, mas bien son discrepantes. Es bien sabido que en México, prevalecen muchas diferencias (MÉXICO es un mosaico, es muy diverso), antropológicos, sociológicos y medioambientales que son básicos para generar un desarrollo acordes a las realidades de cada entidad federativa.
Hay países centralistas que han tenido gran desarrollo, hay países también federalistas de gran desarrollo, todo depende qué tipo de país es, si es homogéneo el centralismo será la solución, si es heterogéneo el federalismo será la solución, pero como no hay recetas ni verdades absolutas y mucho menos varitas mágicas para resolver todos los males, la sugerencia es: 
“Si cada uno de los Mexicanos hiciera lo que le corresponde, La Patria Estaría Salvada.” Dr. Belisario Domínguez Palencia.

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